CANARIAS, DESTINO DE JUDEOCONVERSOS Y PUNTO DE PARTIDA A AMÉRICA
CANARIAS, DESTINO DE JUDEOCONVERSOS Y PUNTO DE PARTIDA A AMÉRICA
Fernando González del Campo Román
Licenciado en Historia y genealogista profesional
Cuando Cristóbal Colón hizo escala en las Islas Canarias en septiembre de 1492 en su primer viaje a las Indias, concretamente en La Gomera y Gran Canaria, todavía la
Corona de Castilla no había terminado la conquista de todas las islas. El gobernador
Alonso Fernández de Lugo estaba preparando la conquista de La Palma, y ni siquiera se había acordado la de Tenerife, que concluiría
en 1496. De hecho, en la
misma
España, hacía pocos meses, el
2 de
enero de 1492, que se
había rendido Granada, el último reducto musulmán, y menos hacía aún -entre mayo y agosto- de la
expulsión de los judíos que no se convirtieron al Cristianismo.
Así
pues, el comienzo del descubrimiento
de América, el 12 de octubre,
ocurrió en el mismo
año
que
el
final
de
la Reconquista a los moros y la expulsión de los judíos de España. Un año clave para
nuestro país, en términos
políticos, militares
y religiosos, y en especial para
los judíos, e importante también
para las Islas Canarias en particular, para América y hasta Europa en general. Nada sería igual en estos dos continentes
a partir
de esta fecha, y para todo el mundo a
más largo plazo.
Judeoconversos y criptojudíos.
Para los judíos en concreto, que ya desde el siglo XIV
venían
sufriendo en España una persecución creciente, supuso la desaparición como tales de
nuestro país después de más de 1.500 años de presencia en su territorio. Al menos 50.000 judíos permanecieron fieles a
su religión y se
establecieron en Portugal, el
norte de África, Oriente
Próximo, el Imperio
Turco, los Estados Pontificios... Son los sefardíes. Pero muchos
más, entre unos 200.000 y
300.000 como máximo,
se quedaron
en España y
se bautizaron, forzados en su mayoría por las
circunstancias (por eso la historiografía judía les llama los Anusim, los forzados).
Algunos de ellos
siguieron practicando el Judaísmo en secreto -de aquí que
se les llame criptojudíos-, y su número aumentó en toda la
Península Ibérica
en el siglo XVI, después de que
los
judíos de Portugal
fueran obligados también, en 1497, a
convertirse o exiliarse -casi todos fueron obligados
a bautizarse-; y más aún desde que
se estableció la Inquisición asimismo en este país, en 1536. Sin embargo, la
persecución que
la Inquisición española hizo de
los judaizantes redujo su número
considerablemente, aunque siguieron existiendo, en cantidad ciertamente cada vez menor, quizás incluso hasta después de desaparecer esa institución religiosa
en 1834.
Ilustración 1: Segunda página del Decreto de expulsión de los judíos de España en 1492 |
Canarias, destino de judeoconversos.
Es en este contexto donde las Islas Canarias aparecen como lugar de destino de
judeoconversos, especialmente de judaizantes, aunque también de descendientes
de judíos que vivían ya como cristianos, tanto españoles como portugueses (recordemos que entre 1580 y 1640, Portugal
y España compartieron el mismo rey, y el movimiento de
personas entre ambos países fue entonces mucho mayor). A todos estos conversos, la emigración, además de las ventajas que
podía ofrecer a cualquier persona,
daba la
oportunidad de comenzar una nueva
vida lejos de los lugares
donde muchos de sus vecinos sabían que eran cristianos nuevos, e incluso que ellos, o sus padres o abuelos, habían judaizado y sido condenados por la Inquisición. No es que en las Islas
Afortunadas no existiese esta institución, pero aunque ya en 1505 se creó en ellas un Tribunal del
Santo Oficio -antes dependían del de Sevilla-,
cuya sede estaba en Las Palmas de Gran
Canaria, fuera de la Península Ibérica
la Inquisición no tenía tanta fuerza ni actuaba con tanto rigor,
lo
cual no quiere decir que no hubiera también períodos de mayor actividad y autos de fe
donde se proclamaban las sentencias, se ejecutaba a los condenados por herejía a
la
hoguera, se reconciliaba
con la Iglesia a reos arrepentidos, etc. Pero en Canarias, que entonces era una sociedad de frontera, era mucho más fácil enterrar el pasado
converso si se vivía
como un cristiano más,
o pasar desapercibido si se judaizaba
discretamente, de puertas para adentro.
Emigración a
América.
Sin embargo, como en el caso de otros muchos isleños, entre los descendientes de
estos cristianos nuevos,
fuesen o no marranos -o sea,
criptojudíos-,
hubo muchos
que escogieron también emigrar, y en su mayoría fueron a la
América española, destino de la
principal ruta marítima que, pasando por las Canarias, partía de Sevilla o Cádiz. También allí el poder
de la Inquisición era notablemente menor que en Portugal y en España. Baste decir que, en
un territorio inmenso, sólo
había tres tribunales del Santo Oficio: los de Lima (Perú) y México, que
fueron creados en 1579, y el de Cartagena de Indias (Colombia), instaurado en 1610. Además, para
los
judeoconversos canarios el viaje desde las islas era más fácil que para los peninsulares, pues desde 1511 una simple autorización del capitán del barco permitía a
los
residentes en Canarias embarcar para las
Indias. En cambio, al menos como norma general, zarpar desde el puerto de Sevilla exigía superar
una prueba de limpieza
de sangre ante la Casa
de la
Contratación, institución
que controlaba la navegación a América, que demostrase no descender
de judíos, moros ni herejes en general. No
obstante, esta prueba era una
presentación de testigos que no pocas
veces mentían, cuando no eran ellos mismos de origen judío. Otro de
los
medios que se usaba para eludir estas pruebas era, precisamente, decir que el
destino del viaje
era Canarias, aunque
en realidad iban a América. Así lo recordaba el Rey de España en 1546 a la Casa de Contratación, cuando al encarecer
a sus oficiales que vigilasen especialmente quiénes viajaban a
estas islas, afirmaba que
"so color de decir que
van a Canarias se pasan a las Indias"[1].
Además, hay que
considerar que hubo una considerable
emigración clandestina, sin licencia
de pasajeros, que se calcula entre el 15 y el 20% del total de personas que viajaron a las Indias
mientras duró
el monopolio de
la Casa de Contratación (entre
1503 y 1765 aproximadamente). Para poblar los territorios descubiertos hacía falta mucha gente, y a menudo se
hacía la vista
gorda. Ese mismo año de 1511, la Corona ordenó a los oficiales de Sevilla que no fuesen estrictos al examinar
a quienes querían pasar a América, pues “a causa de los grandes requisitos que se
les
piden muchos dejan de
pasar, existiendo gran necesidad de
ellos en las colonias”. De hecho,
entre 1528 y 1531 se
llegó a dar un permiso casi
general para emigrar
a las Indias, aunque debido a
que la justificación
de su conquista se basaba en la cristianización
de los nativos, la
prohibición de
que conversos y los perseguidos por la Inquisición pasasen
al Nuevo Mundo
era tajante. Sólo hubo una excepción
teórica, que empezó también en 1511 y duró en la práctica, al menos, hasta 1518, cuando el Rey
advirtió que se estaba infringiendo: los conversos, y en general quienes podían ser investigados
por la Inquisición, podrían permanecer dos años allí, siempre que no desempeñasen oficios -en el sentido de cargos públicos- ni tuviesen encomiendas de indios. Pero como dice el historiador Esteban Mira, la realidad de la emigración de este grupo
marginado fue, como veremos, bien distinta.
Ilustración 3: Galeón del siglo XVI, por Pieter Brueghel |
Canarias, destino de judeoconversos.
Vamos a tratar de las Islas Canarias, primero como lugar de destino de conversos del Judaísmo, y después como lugar de paso de los mismos a América. Comienzo por recordar que la familia judía que menciona el historiador Lucien
Wolf en Tenerife
antes de 1492, en realidad vivía en Andalucía. Los criptojudíos canarios, que periódicamente serían
acusados de judaizar ante la Inquisición a lo largo del siglo XVI, a principios del mismo vivían sobre todo en las islas de Tenerife y La Palma, aunque también los había en otras partes del
archipiélago, especialmente en Gran
Canaria, pero parece que a la sociedad de esta isla, donde el
Tribunal de la Inquisición canaria tenía su sede, no le interesaba delatar a
sus convecinos marranos, quizás porque, de hacerlo, se arruinaría el comercio con Europa y América del que se beneficiaban todos. Había conversos
de judíos en casi todos los oficios y clases sociales, la mayoría procedían de Andalucía, muchos participaron en la conquista de
Canarias y bastantes fueron propietarios y
comerciantes. Al principio, como suele pasar en la primera generación de inmigrantes, se solían
casar entre sí, y en el siglo XVII, cuando llegaron los criptojudíos portugueses, algunos de
ellos
llegaron a desempeñar cargos importantes, como Duarte Enriques Alvares, quien fue administrador
de las rentas reales en las islas entre 1641 y 1652. El citado Lucien Wolf, quien estudió los
documentos de la Inquisición canaria que
había en Inglaterra
-la Colección Bute-, porque
descubrió que la comunidad judía de Londres fue fundada
en buena por judíos canarios en 1655 -también lo
fue la de Dublín hacia
1660-, escribió que los criptojudíos canarios debieron de ser unas 400 personas[2], aunque éste debe de ser, más bien, el número de quienes aparecen mencionados en los documentos de
la Inquisición canaria que
él estudió.
Si bien
muchas veces las
acusaciones,
aun siendo
graves,
se acabaron
archivando por diversas razones -por ejemplo la causa contra Luis Álvarez, rabino de Las Palmas-, en otros casos se
procesó a los sospechosos, verbigracia a Gonzalo de Burgos, de la misma ciudad, en 1502. En 1520 los criptojudíos de Canarias tenían rabino y sinagoga, carnicería
propia y cementerio, y guardaban la Ley de
Moisés. No obstante, la peste
y la hambruna que sacudieron el archipiélago a partir de 1523
permitieron que el inquisidor de las islas presentase la tolerancia con los criptojudíos
como la causa
de aquéllas, y una serie de acusaciones culminó en dos autos de fe en 1526, que
acabó con su presencia en Canarias: seis cristianos nuevos fueron quemados en la hoguera,
ente ellos el rabino Álvaro González -oriundo de Portugal-, cuatro fueron reconciliados con
la Iglesia, y
otro, penitenciado. Los marranos de Canarias que sobrevivieron, como fueron haciendo en general los de España y Portugal en esos años, se integraron -la mayoría de las veces para siempre- en la sociedad cristiana o
bien emigraron: al norte de África, la isla de Madeira, los Países Bajos -sobre
todo a Amberes y Bruselas-, Londres, América, Israel... A
ese deseo de integración responden las
numerosas falsificaciones de las pruebas
de limpieza de sangre que hicieron para
acceder a cargos públicos,
que algunas veces serían
causa de procesos ante la Inquisición canaria.
Luis Alberto Anaya, uno de los mejores conocedores de los documentos de la Inquisición
canaria, considera que los descendientes de judíos en Canarias sumaban en el siglo XVI más o menos
un 10% de su población[3].
Para su estudio, la mejor fuente son dichos documentos, sobre todo las 179 cajas del Archivo de la Inquisición de Canarias que se conservan en el Museo Canario en Las Palmas de Gran Canaria, el cual custodia también los 75 volúmenes de la llamada Colección del
Marqués de Bute. Entre ellos, destacan las testificaciones de 1493, las deposiciones de 1499 y las demás testificaciones que se fueron
sucediendo, aunque de forma irregular, a partir de la creación del Tribunal canario en 1505. Están, además los dos Libros de Genealogías, escritos hacia 1525-1529, que reúnen las declaraciones de los judeoconversos de seis de las Islas Canarias sobre
su
origen, profesión, su familia y antepasados, las penas que se les hubiere impuesto... Hay
también libros de Votos, de la Cárcel, un Índice general de todas las personas
quemadas, reconciliadas y penitenciadas, absueltas y cuyas causas fueron suspensas, la Memoria de los sambenitos de 1603, Libros de Cartas -a las que se unen las que se conservan
(1547-1816) en el Archivo Histórico
Nacional de España-,
etc. Hay que decir que el archivo de la Inquisición de Canarias es sin duda
el mejor conservado, con diferencia, de toda España, ya que la inmensa mayoría de los archivos de los demás tribunales de distrito fueron
destruidos.
En la página web del citado Archivo del Museo Canario, situado en el barrio de Vegueta de
Las Palmas,
además de una somera
descripción de sus
fondos,
se
puede
acceder
a sendos inventarios en
pdf del fondo de la Inquisición de Canarias y
de la Colección Bute, así como a una base de datos del Archivo de la Inquisición, donde si en "Descriptor materia" escogemos Judaísmo,
obtenemos 137 resultados. Esto se
debe a que, además de
los
procesos, hay muchos libros de
testificaciones[4]. En el Archivo Histórico
Nacional, además
de
las
cartas citadas,
hay
también
documentos de interés sobre la Inquisición de
Canarias en su relación con el
Consejo de la Suprema Inquisición de España, como las visitas de
inspección y las relaciones de causas
(1548-1691), que daban cuenta
del estado de los procesos.
En el siglo
XVII, a raíz del tratado de paz entre España
e Inglaterra en
1604, la firma de
una tregua de doce años entre
españoles y holandeses
en 1609 y el recrudecimiento de la
persecución contra los marranos en Portugal
entre 1612 y 1630, las circunstancias cambiaron y algunos criptojudíos portugueses y franceses, incluso judíos de Ámsterdam y
Londres -todos ellos de origen
hispanoluso-, se establecieron en las Afortunadas, especialmente en Tenerife y La Palma -y es de suponer que de nuevo en
Gran Canaria- como fruto de sus actividades comerciales,
sobre todo con vino y azúcar, y para ejercer el arrendamiento de
las
rentas reales (especialmente el de
las
aduanas, que facillitaba el contrabando
con América): Diego y Andrés Suárez,
de Lisboa; el expresado Duarte Henríquez Álvarez, Diego Pereira de Castro, Juan de Teixeira... Los procesos contra algunos
de ellos nos muestran que, además de en Portugal y España, a menudo tenían parientes
en Francia, Holanda, Londres, Brasil...,
que formaban parte de su red comercial[5].
Además, el rey de España había dado permiso a los conversos portugueses en 1622 para
establecerse en Castilla, a fin especialmente de atraer a los hombres de negocios, y lo dio de nuevo
en 1640 a quienes le apoyaron durante la Guerra de Separación de Portugal. Con todo, una nueva
persecución inquisitorial acabaría también con esta segunda
presencia de los anusim en Canarias[6]: en La Orotava, por ejemplo, Diego Rodríguez Arias, natural de Andalucía, es procesado en 1653; el mencionado
Duarte Henríquez Álvarez,
residente en Londres,
es denunciado por uno de sus hijos
en
1658; Gaspar Perera,
nacido en Francia, es condenado en 1663...[7]. El expresado historiador judío Lucien Wolf opinó, no sin cierta exageración, que estos descendientes de conversos ya no eran judíos tan "puros"
como los de la primera comunidad
canaria,
pues ellos mismos y
sus ascendientes se habían tenido
que casar a menudo con cristianos viejos. Es por esto
que en la documentación inquisitorial, cuando se describen sus circunstancias étnicas,
aparecen expresiones como medio
cristiano nuevo, tres cuartos de cristiano
nuevo, etc.
Emigración canaria a
América en la Edad Moderna.
Pasemos ahora a comentar los principales
destinos de la emigración de Canarias a las Indias desde finales del siglo XV a principios del XIX.
¿Fueron los mismos que los de los conversos
canarios? Es de suponer que, grosso modo,
en general siguieron las mismas rutas migratorias que los demás habitantes de las Islas
Afortunadas. No obstante, faltan aún muchos estudios genealógicos que
lo
demuestren, tan sólo tenemos algunos
indicios.
Siglo XVI.
En esta centuria, algunos vecinos de Canarias se establecieron en las Islas Antillas, sobre todo
en Santo Domingo (en
la
actual República Dominicana) y La Habana (Cuba), aunque participaron también
en expediciones al continente, por ejemplo al
Río de la Plata
y Colombia. Además, desde el
inicio de la conquista, los canarios tenían permiso para comerciar con las nuevas
tierras descubiertas. En
seguida se advierte la presencia de conversos en ellas. En 1510,
el obispo de Cuba lamenta la
llegada de barcos
de España que traen también a
"cristianos nuevos"
que judaizaban[8]. Y en 1517, frailes jerónimos avisan por carta desde América al Cardenal Cisneros,
inquisidor general y gobernador de Castilla: "acá
se dice que hay muchos confesos y herejes que vienen huyendo
de la Inquisición, y hemos
sido informados que hiciésemos de ellos información a
vuestra Reverendísima Señoría...". En 1526, por ejemplo, se abre un proceso
en la isla Española -hoy República Dominicana y Haití- contra varios conversos que trabajaban allí como escribanos y
procuradores, porque, como hemos dicho, les estaba prohibido el ejercicio de cargos públicos. Y no eran
los únicos que había en
América, pues "asimismo -decían- han pasado a estas partes otras
personas a quien toca la dicha prohibición y usan de oficios públicos y reales de que no
pueden usar"[9].
También la prohibición de tener encomiendas de indios -se consideraba que un converso
no era la persona más adecuada para velar por la vida cristiana de sus trabajadores- era infringida. En
1539, por ejemplo, se procesó en Castilla del Oro -hoy Panamá- a
Alonso Rubuelo, hijo de judío
reconciliado y vecino de
Santa Olalla (Huelva), por poseer una encomienda.
Siglo XVII.
En esta época, después
de la separación de Portugal de la Monarquia Hispánica en
1640 y la interrupción por tanto del
comercio de Canarias con Brasil, a los destinos migratorios de
Santo Domingo -desde que en 1684 se funda San Carlos de Tenerife- y la isla de Cuba -donde los
canarios se dedican sobre todo a cultivar tabaco y al comercio al por menor- se suma Venezuela, en
especial desde 1670 aproximadamente, como objetivo de familias enteras de agricultores y
comerciantes, en especial de cacao en el centro del país, y hasta que apareció la competencia de la
Compañía Guipuzcoana de Caracas, establecida en 1728. A finales del XVIII, gracias al cultivo del
café renació la emigración canaria a Venezuela, esta vez al interior de la colonia. Y en menor medida aumentaron también los emigrantes a Puerto Rico, donde a
finales del XVII veinte familias canarias habían poblado Río Piedras.
Ya en 1506, el obispo de Puerto Rico se quejaba de los
muchos mercaderes, "sobre todo judíos", que llegaban a su jurisdicción en barcos portugueses[10]. En 1693, varias familias canarias fundaron
en Cuba la ciudad de Matanzas, entre ellas la de Miguel Alfonso de Armas y Domingo Alfonso
de Armas, quienes
fueron
elegidos
el
año
siguiente, respectivamente,
alcalde de segundo voto y regidor en el primer cabildo que celebró la ciudad[11].
Gracias a unas cartas que la Inquisición intervino en 1652 al dominico canario Juan Afonso
de Armas, natural de La Laguna y probable pariente de los anteriores -quien carente de vocación se hizo soldado y se hacía pasar por hijo del rico converso portugués Tomás Pereira de Castro, arrendador de las rentas reales en Canarias y
hacendado vitivinícola-, sabemos por
ejemplo que un converso llamado Duarte Castaño -quien
había sido reconciliado en México en 1649- tuvo
un hermano, Luis de
Melo, residente en Caracas (Venezuela), de cuya viuda, Guiomar Henríquez,
intentaba cobrar una deuda de 600 pesos. Como no se la pagaba, la amenazaba con denunciarla,
suponemos que de judaizar, a
ella
y a otros "muchos de esa tierra". Las denuncias irían dirigidas al obispo de Caracas, al comisario de Cartagena de Indias o la Inquisición de México[12]. Asimismo, según
una carta enviada
en 1653 por el tribunal
canario al Comsejo de la Suprema Inquisición en Madrid, otro converso
portugués, Gonzalo Rodríguez
Váez, vecino de La Orotava (Tenerife), tenía un pariente en México, Simón Váez Sevilla, que había sido detenido con toda su familia por
judaizar.
Siglo XVIII.
En este periodo
seguirá la
emigración de canarios
a
Cuba, especialmente a
la provincia de La Habana y la zona central de
la isla, a Santo Domingo -familias jóvenes a Puerto Plata, Montecristi,
Samaná...-
y a
Puerto Rico, donde
fundaron al menos
diecinueve localidades,
entre las que destacan Toa Baja, en 1745, y Toa Alta, en 1751. De mis propias investigaciones tengo un
ejemplo de canarios que se
establecen en la provincia de La Habana hacia 1710 y, como prueban
los
citados Libros de Genealogías -en concreto el volumen II-, descienden de judeoconversos
por alguna de sus líneas: Juan Pérez y
su esposa D.ª María de Medina, nacidos en La Laguna (Tenerife)
hacia 1680, tuvieron al menos siete hijos, de los que al menos uno, Joaquín Pérez de Medina, fue
bautizado ya en Guanabacoa (La Habana) el 22 de marzo de 1716[13]. María de Medina fue hija de D. Pedro de Medina Villavicencio y D.ª Catalina García Esteves, nacidos hacia 1650 y vecinos de La Laguna, y éste Pedro fue nieto paterno de Juan Pérez de Medina y su mujer Juana Gaspara
de los Reyes, quienes se casaron en la parroquia
de La
Concepción de La
Laguna en 1613.
Pues bien, Juan Pérez de Medina, por parte de su madre Magdalena Núñez de Villavicencio, era nieto de Pedro Núñez de
Villavicencio y Catalina Hernández
de Sosa, quienes contrajeron matrimonio en la misma parroquia en 1552, y bisnieto de los cristianos nuevos de judío Alonso
Núñez y Ana Sánchez -nieta materna a su vez de un converso
penitenciado-, nacidos en
Andalucía (ella en Moguer) entre 1480 y 1485. Alonso y su hermano el bachiller Nuño Núñez, natural de
Sevilla, también cristiano nuevo, llegaron a Tenerife antes de 1506 y recibieron varias propiedades
en la isla. Ambos eran hijos de los asimismo cristianos nuevos Pedro Núñez, alias Gutiérrez, sastre
nacido en Sevilla hacia 1450, e
Inés López,
también
sevillana, condenada por judaizar
y
reconciliada por la Inquisición de Sevilla en 1506. En el Archivo de la Inquisición de Canarias, en el Libro 2.º
de Genealogías de la Inquisición de
las
islas (signatura CLII-2), se conserva un resumen del proceso que se siguió contra ella en 1505-1506,
inserto en la genealogía del citado Nuño Núñez que éste presentó en 1529 (en el fol. 189, 5 folios en realidad).
La de su hermano Alonso Núñez está en el fol. 190 y la de la esposa de éste, Ána Sánchez,
en el fol. 213. Todos los cristianos nuevos de las
Afortunadas fueron obligados en esos años a registrar su genealogía, bajo amenaza de graves penas.
El padre de Nuño, Pedro Núñez, era hijo del asimismo sastre Gerónimo Sánchez, alias Nuño
Gutiérrez -quizás cambiara de
nombres debido a la persecución religiosa-, y de
Mencía Gutiérrez,
cristianos nuevos nacidos hacia 1425 y fallecidos en Sevilla después de 1475. Por su parte, su esposa Inés López tuvo por progenitores a Juan de Dios, corredor
de lonja y de ribera fallecido
hacia 1455, e Isabel González, fallecida hacia 1471, también cristianos nuevos que vivieron en
Sevilla. Dado que estas
cuatro últimas
personas tuvieron nombres cristianos
y murieron probablemente todas ellas antes de la expulsión de
los
judíos en 1492, es de suponer que fueron de los que se convirtieron a lo largo del siglo XV, si
es que no fueron hijos a
su vez de conversos supervivientes de la matanza
de judíos de 1391.
Además, en el siglo XVIII, en el sur de lo que
hoy es Estados Unidos, en
territorios que
entonces eran de España los canarios participaron en la población de La Florida, Texas -donde fundaron San Antonio en 1731- y Luisiana (poblaciones de San Bernardo, Valenzuela, etc.).
Y en el sur de América, en el actual Uruguay, a principios del mismo siglo cincuenta y cinco familias canarias
serán la base del actual Montevideo, ciudad que volvería a recibir muchos canarios a partir de inicios del XIX. Hasta entonces, la emigración canaria
había
sido sobre todo de familias enteras,
pero la liberalización del comercio de esclavos en América en 1789 y su introducción masiva en las
plantaciones de azúcar
de Cuba hizo que se limitase cada vez más a varones. No obstante, en el
siglo XIX el éxodo a Cuba, Puerto Rico y Venezuela siguió a buen ritmo, aunque esta emigración y
la del Novecientos exceden
ya los límites de esta
conferencia[14]. Es de
esperar que el progreso de las investigaciones genealógicas sobre familias americanas de origen canario irá revelando los orígenes
judeoconversos de una parte de
los
antepasados de muchas de
ellas. Incluso hay algunas zonas de la
antigua América española
y portuguesa
-Texas, Nuevo
León en México,
Cuba, Puerto
Rico, Colombia, Brasil...- donde
están apareciendo descendientes de
criptojudíos que todavía conservan alguna costumbre
de origen hebreo, y algunos de ellos se convierten
incluso al
Judaísmo.
Ilustración 7: Índice del primer Libro de Relajados de la Inquisición de Canarias |
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
Acosta González,
A.: "La Inquisición de Canarias durante el siglo XVI (Una aproximación
estadística)", en Anuario de Estudios
Atlánticos, nº 32. Madrid-Las Palmas de Gran Canaria :
Cabildo Insular de
Gran Canaria, 1986.
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inquisitoriales contra los judeoconversos de Lanzarote y Fuerteventura", en III Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y
Fuerteventura,
Puerto del Rosario : Cabildos
Insulares de Lanzarote
y Fuerteventura, 1987.
Betancor Pérez, Fernando:
“El Archivo del Santo Oficio canario”, en El Tribunal del Santo Oficio
de la Inquisición de Canarias. V
Centenario de su creación, pp. 137-163. Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2006.
El Museo Canario: "Reportaje sobre el
Libro de relajados.
La
pieza del mes de El Museo
Canario. primer libro de
relajados" (primeras décadas del siglo XVI), en Revista 7iM - Periodismo ultraperiférico, Abril de 2017, disponible en https://www.revista7im.com/2017/04/reportajes/libro- de-relajados-museo-canario/.
Fajardo Spínola, Francisco
T.:
Las víctimas del Santo Oficio. Tres siglos de actividad de la
Inquisición de Canarias; Gobierno de Canarias, Consejería de educación, Cultura y
Deportes, Las
Palmas de Gran Canaria, 2003.
Fajardo Spínola, Francisco T.: "Portugueses en Canarias en el siglo XVII: una relación de 1626", en Morales Padrón, Francisco (coord.): XV
Coloquio de historia canario-americana, 2004, pp. 310-320.
Millares Torres, Agustín: Historia de la Inquisición en las Islas Canarias, San Cristóbal de La Laguna : Benchomo, 1981
(reimpresión).
Rodríguez de Castro, Rafael: "Familias judías en el señorío de Agüimes durante la primera mitad del siglo XVI", ponencia presentada en el I Encuentro de
Genealogía Gran Canaria, celebrado
en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria los días 19-21 de noviembre de 2014, y publicada en Ponencias del I Encuentro de Genealogía Gran Canaria, n.º 1 (2015), pp. 18-50, Edit. RSEAPGC y Genealogías Canarias.
[1] Ver Mira Caballos, Esteban: «Mito y realidad de la emigración de
conversos a América en el siglo
XVI», en Historia
de América, Temas de Historia y
actualidad, 10-5-2015, consultado en
http://estebanmiracaballos.blogia.com/2015/051001-mito-y-realidad-de-la-emigracion-de-conversos-a-america-en-el- siglo-xvi.php. Remite a Mira Caballos, Esteban: “Los prohibidos
en
la emigración a las
Indias, 1492-1550”, Revista
de Historia social y económica de América. Alcalá
de Henares, nº 12, 1995, pp. 37-53.
[2] En "Jews in the Canary Islands, Being a calendar of Jewish cases extracted from the records of the Canariote Inquisition
in the collection of the Marquess of Bute", en Jewish Historical Society,
Londres, 1926.
[3] Anaya Hernández, Luis Alberto: Judeoconversos e
Inquisición en las
Islas
Canarias (1402-1605),
tesis doctoral, Universidad de Las Palmas
de Gran Canaria, 1994, consultada en pdf en
https://acceda.ulpgc.es:8443/bitstream/10553/3201/1/545952.pdf . Fue publicada en 1996
en Las Palmas de Gran Canaria por Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria y el Servicio
de Publicaciones de la Universidad
de Las Palmas de Gran Canaria
[4] El enlace a la página web es
http://www.elmuseocanario.com/index.php/es/centro-de-documentacion/archivo
[5] Ver Anaya Hernández, Luis Alberto:
"Las relaciones de los
judeoconversos portugueses de Holanda con los de Canarias y América a través de su correspondencia",
en
Anuario Americanista Europeo, n.º 4-5 (2006-2007),
pp. 239-258.
[6] Un columnista de esefarad.com, Moshé, resume bastante bien la historia de los
criptojudíos en Canarias en
"Más sobre las islas
Canarias",
http://esefarad.com/?p=1539.
[7] Ver el artículo del escritor González Díaz, Manuel N.: " Judíos en las Islas Canarias, persecución y continuación de la
diáspora", en Diario de Lanzarote, 28-4-2008, disponible en http://www.tarbutsefarad.com/historia-judia/1346-judios- en-las-islas-canarias-persecucion-y-continuacion-de-la-diaspora.html.
Este escritor
afirma que desciende de
judíos de Gran Canaria del
siglo XVII; ver su
"Plegaria fúnebre por Manuel
Roque González López"
-su padre- en http://www.lavozdelanzarote.com/opinion/colaboradores/plegaria-funebre-manuel-roque-gonzalez-lopez/20090427073051081353.html.
[8] Böhm G. Gütner: “Los <<Portugueses>> en el Nuevo Mundo”,
en Cuaderno Judaico, nº 23 pp. 41-65,
pág. 44, consultado www.cuadernposjudaicos.uchile.cl/index.php/CJ/article/download/24988/26339
[9] Ver Mira Caballos,
Esteban, artículo
citado en
la nota 1.
[10] Böhm G. Gütner: “Los <<Portugueses>> en el Nuevo Mundo”,
en Cuaderno Judaico, nº 23 pp. 41-65,
pág. 44, consultado www.cuadernposjudaicos.uchile.cl/index.php/CJ/article/download/24988/26339
[11] Cf. Escalona, Martha Silvia, y Hernández Godoy, Silvia:
"El urbanismo temprano en la Matanzas intrarríos (1693-
1840)", en Arquitectura y Urbanismo, vol. XXXII, n.º 1/2011, pp. 44 y 45; consultado en http://www.redalyc.org/html/3768/376839861004/
[12] Ver Anaya Hernández, Luis Alberto:
"Las relaciones de los
judeoconversos portugueses de Holanda con los de Canarias y América a través de su correspondencia",
artículo citado en la nota 5.
[13] Archivo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de
Guanabacoa (Cuba), Libro de Bautizos de Blancos n.º3,
partida 20, folio 258.
[14] Sobre este tema, para
empezar pero también ampliar conocimientos, recomiendo leer
"La emigración canaria
a América a través de la
Historia", artículos del profesor Manuel Hernández González
publicados en la revista Bien me
sabe a partir del n.º 177 (2007). A día de hoy (28-10-2017), se pueden leer en internet, todos juntos, en http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/culturacanaria/emigracion/La_emigracion_canaria.htm.
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